La palabra “son” significa, literalmente, “sonido”; y bajo esta categoría se agrupan una serie de géneros musicales mestizos muy diversos en México y otros países de América Latina. El son mexicano es resultado de la fusión de tres raíces culturales: la española, la indígena y la africana. En México, los subgéneros del son toma el nombre de la región en donde se practican. El son jarocho predomina a lo largo de la costa sur del Gofo de México.
La palabra “jarocho” se utilizó durante la época colonial en Veracruz como un adjetivo despectivo para referirse a los mestizos y mulatos, y en general, a la gente del campo. Actualmente, el término ha perdido su connotación negativa, y se usa habitualmente para referirse a los nacidos en el puerto y en la región sur del Estado de Veracruz.
La base de un conjunto de son jarocho es la pareja de instrumentos formada por una jarana y un requinto. La jarana es un instrumento de ocho cuerdas derivado de la guitarra barroca española y se usa fundamentalmente para acompañar la voz cantante. El requinto es un instrumento de cuatro cuerdas que se utiliza para improvisar y para marcar constantemente variaciones sobre el motivo musical principal.
En este video podrás ver y escuchar a Ramón Gutiérrez, requintista veracruzano, interpretando el son de La Guanábana:
En los conjuntos de son jarocho se emplean además otros instrumentos, como el arpa, la quijada de burro, el pandero y el marimbol; un instrumento utilizado para hacer las notas del bajo, que es una especie de piano rústico, cuyo ejecutante produce el sonido jalando unas lengüetas de metal con los dedos. Algunos instrumentos tienen nombres de animales; como la “leona”; una especie de requinto muy grande que sirve para marcar las notas graves; o el “mosquito”, que es el miembro más pequeño de la familia de las jaranas. En este video podrás observar cómo un laudero tradicional construye una jarana:
El baile es un elemento muy importante del son jarocho; los bailadores marcan con sus pies una serie de patrones rítmicos que tienen una relación muy precisa con el sonido que producen los músicos. Por ello, la tarima, que es una especie de cajón muy grande sobre el que se baila, es considerada también un instrumento.
El cascabel es uno de los sones jarochos más antiguos que se conocen. La palabra “cascabel”, en este son, tiene varios significados. Poco tiempo después de su llegada a América, Cristóbal Colón dispuso que todos los indios, por el sólo hecho de serlo, debían pagar un impuesto anual, que consistía en una cantidad de oro entregada en un recipiente en forma de cascabel. En este son, el valioso “cascabel de oro" puede representar el corazón del trovador, que es ofrecido a su amada. Sin embargo, en este son se observa también cierta ironía, pues el cascabel ofrecido es de “oropel”, es decir, de un metal que es de oro sólo en apariencia. Recordemos también que los cascabeles emiten un sonido brillante muy característico, que en muchos géneros musicales es símbolo de alegría.
Muchos sones tradicionales reflejan aspectos de la naturaleza regional. Uno de los versos de El “cascabel” se refiere a la cola de la temida víbora de cascabel, que es un reptil muy abundante en las regiones donde, como en Veracruz, se cultiva la caña de azúcar.
El son de El cascabel pertenece al grupo de sones conocidos como “sones de montón” o “sones de mujeres”. Este tipo de sones se tocan al inicio del fandango. Las mujeres bailan en una fila doble, una frente a otra. Esto permite a los bailadores observar y elegir a la que será su compañera de baile cuando llegue el momento de bailar los “sones de pareja.