El alcatraz recibe su nombre de un ave marina que cuando llega a tierra sacude las plumas de su cola en la arena.
Los esclavos africanos que llegaron al Perú adoptaron este curioso gesto para reproducirlo en la danza. El alcatraz, como muchos otros géneros afrolatinoamericanos, se baila utilizando una vela como símbolo del fuego; un elemento muy importante en diversos sistemas mitológicos africanos.
El alcatraz es uno de los subgéneros que, junto con el festejo, el landó, los tonderos, el ingá, la zamacueca, entre otros, forma parte del repertorio tradicional afroperuano. La mayor parte de la población de descendencia africana se ubica a lo largo de la región costera. La influencia de los ritmos y las danzas africanas ha sido muy importante en la formación de los géneros populares en Perú.
En estos géneros, el instrumento central de percusión es el cajón, que se ejecuta golpeando su cara frontal en diferentes puntos, cada uno de los cuales produce un sonido característico. El cajón peruano fue adoptado en los años setenta por los grupos de flamenco, después de que Paco de Lucía, el virtuoso guitarrista andaluz, introdujera a España este instrumento.
Los primeros esclavos africanos fueron llevados al Perú poco tiempo después de la llegada de los conquistadores. Algunos de ellos fueron utilizados en las ciudades como sirvientes domésticos, soldados o auxiliares en los conventos, y también en las haciendas, como peones, vaqueros o pastores.
Gradualmente, los esclavos obtuvieron su libertad. Por lo general, los esclavos procedían de distintas regiones de Africa, y en muchos casos, habían sufrido la pérdida de sus lazos familiares y también habían sufrido la imposición de una religión extraña para ellos. Una manera de recuperar, hasta cierto grado, su sentido de solidaridad, fue establecer pequeñas comunidades denominadas “cofradías”. Las cofradías eran pequeñas sociedades de ayuda mutua, en la que sus miembros colaboraban voluntariamente con tareas para el beneficio colectivo, por ejemplo, cuidando a los enfermos, ayudando a realizar ceremonias fúnebres, produciendo pequeñas cantidades de pan y alimentos y también, organizando fiestas en honor del santo patrón del pueblo. En las cofradías, muchas veces también se tocaba música y se danzaba empleando patrones rítmicos africanos. Las autoridades coloniales la Iglesia vieron estas fiestas y estas danzas con gran escepticismo, por lo que fueron prohibidas. Sin embargo, la música de los esclavos poco a poco se fue mezclando con los géneros europeos e indígenas para formar los actuales géneros populares peruanos.
Con el tiempo, la población negra del Perú ha sido reconocida como una parte fundamental de la estructura demográfica y cultural del país. La Iglesia, por su parte, reconoció y canonizó a un santo mulato: San Martín de Porres, quien es considerado el santo protector de la justicia social.
Si quieres saber más sobre el cajón y otros instrumentos y ritmos afroperuanos, te recomiendo que visites el sitio del Prof. Rafael Santa Cruz, quien amablemente nos ha permitido utilizar un fragmento de una de sus grabaciones en este Módulo de Música Hispanoamericana: cajonperuano.org