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Salías del templo
un día
cuando al pasar yo te vi
tan hermosa te veías
que la Virgen te creí.
¡Ay de mí!, llorona
Llorona llévame a ver
a la Reina de los Cielos
que la quiero conocer.
Todos me dicen el Negro
negro, pero cariñoso
yo soy como el chile verde
picante, pero sabroso.
¡Ay de mí!, llorona
llorona de azul celeste
aunque la vida me cueste
no dejaré de quererte.
Anoche yo tuve un sueño
que dos negros me mataban;
eran tus divinos ojos
que sin querer me miraban.
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¡Ay de mí!,
llorona
llorona, llévame al río
tápame con tu rebozo
porque me muero de frío.
No sé qué tienen las flores
las flores del camposanto
que cuando las mueve el viento
parece que están llorando.
¡Ay de mi, llorona!
Llorona de ayer y hoy
ayer maravilla fui
y ahora ni sombra soy.
Dos besos tengo en el alma
que no se apartan de mí
el primero de mi madre
y el último que te di.
¡Ay de mí!, llorona
llorona del sentimiento
el que no sabe de amores
no sabe lo que yo siento.
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